lunes, junio 06, 2005

EnAmOrArSe

Pasa una vez al año, menos veces que la hemorragia, pero viene. En veces lo he esperado por días, nunca décadas -pues siempre me ha gustado rayar corazones-.
Lo llevas a donde sea, a la playa, al mercado, a la cama, lo recuerdas, lo lloras, lo traes como dije o como niño de la mano por todos lados. Cuando te harta, lo arrumbas en cartitas, o lo dejas sobre la cama y te vas a la escuela, ya estando en ella, brota de los ojos la miel, viva dulzura en frenesí que ocasiona los cincos en las materias de cálculo, qué cabrón que sea así. Te desconcentras, empiezas a tartamudear cuando lo tienes cerca, te haces cera de vela en pavimento si te roza los costados, te implantas a su lado y sin disimular le viboreas las orejas, te enamoras, te vuelas como alcohol de laboratorio, y en cuanto menos piensas ya andas pisando la raya del olvido, te conviertes en la peor pesadilla, ya muda para siempre. Empieza el miedo a embellecerte.
Te conviertes en una sombra molesta que no se puede desprender de los pies, toma importancia el eco de los pasos, la loción, las manos que nunca podrás estrechar a las anchas de tu cuerpo, los labios tímidos y cafés que nunca van a besarte. Te da la rabia, careces de astucia para tratarlo, te vuelves torpe y solitaria, las manos te sudan en cuanto lo ves bajar de la ruta, y tiras al cielo la mochila contenta rellena de libros que no contienen más que tinta de pluma morada con la que ponías ese nombre impronunciable que nunca vas a olvidar. Y así te vuelves loca, la vida gira, la ropa cambia, el maquillaje, las calificaciones, las amigas, y la forma de dormir, pues desde esa noche en que descubres que amas, aprietas más la almohada y babeas menos las sábanas.

1 Comments:

Blogger Paco said...

A huevo, babeas menos las almohadas. pluma morada.
em pie za el miedo a e m b e ll e c e r t e


un beso

2:02 p.m.  

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