miércoles, junio 15, 2005

Bonita niña de oro

Come galletas niña,
Toma de mi palma las que te ofrezco
Están calientes, cuidado,
¡Sóplale!

Ven enana a mí,
Salta desde el piso cual gigante
Y cae sobre mis piernas, siéntate.

Tócame la cara así como lo haces siempre
No, ¡No!, no me jales los aretes,
Me puedes desgarrar los ojales
Ven, deja, estate quieta,
Que quiero escribirte un poema en una ceja.

Deja de sentirte triste que ya estoy a tu lado,
Ponme un beso diminuto en la mejilla
Y escucha lo que tengo para ti.

Deja la resistencia y permite que con esta aguda aguja
Tatúe una historia por toda tu lisa frente,
Mientras te la cuento con mi voz cansada
Que te hará dormir.

Una vieja historia que gravé
Cuando en el tren viajaba hacia Cantabria
De una niña de oro, un ser metálico
Que vivía bajo la axila de su madre

La estatuilla apenada de salir
Con sus cabellos tiesos y
Una seca corona de flores doradas,
Con sus cejas angustiadas,
Con sus ojos raptores del resplandor del sol,
Cada día se adentraba más en su escondite
Causándole a su madre penetrantes dolores
Que le hacían no desearla junto a ella.

Pasaron se los días y el viaje
Cuando un día salí a tirar la basura
Frente a la casa, Marinita, había un bazar
Del cual supe lo único que no se vendió,
Fue una dichosa estatuilla.
De una bonita niña de oro…