Mujer compulsiva
Sale de su casa rumbo al súper diciendo:
-¡Qué maravilla es estrenar una pluma! Usarla rayando con tal de acabarla lo más pronto posible. Retacharla a punto de hacerla reventar y chorrear la tinta indeleble y líquida.-
Llega, se parquéa y grita mientras sube el vidrio:
-¡Gastar, gastar!, ¡Oh sí, bebé!, ¡gastar, comprar, usar, tirar, deudas, embarro, chorrea, gasto, gasto!
De repente calla, porque la han oído, LA HAN VISTO. Sonríe irónicamente, razona y prosigue con susurros contándole a sus gafas:
-…Pero, más maravilla aún el saber que entre el cerebro y la punta del bolígrafo hay una conexión de hilos que vestidos de plata se enlazan y escriben lo que uno quiere.
Se acomoda los rizos, aprieta el paso y entra a Walt-Mart*
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