miércoles, julio 27, 2005

Ardentía muerta


Toman las calaveras té de tierra,

se pintan los huesos con polen de color,

y algunas se adornan la frente con margaritas

mientras otras duermen enredadas

en sábanas garapiñadas

y meciéndose en las hamacas.

Me han dicho

que ya no veré al oleaje ni a la ardentía

taciturna, pues

la maja muerte al mar ha echado piedras y botellas

y lo ha enterrado todo.

No hay agua ni ruido,

ni peces, ni medusas,

ni náufragos, ni colas de sirenas

asomándose a la lejanía

sólo sus quejas y sus risas

sin figura, y sin eco.

Ríen a muerte las huesudas

mientras chocan sus dedos con las copas

y aplauden a la brisa que las humecta.

Me tienen atada,

Sacaron me de mi sueño

para ponerme en esta silla de palma

Mi boca está seca

Y sobre mi cabeza

cargada de resentimientos

dormita una gaviota.