martes, abril 05, 2005

Labios rojos

Desesperada y reflejada estuve sobre el agua. Los Instantes que colmaron mi paciencia nos llevaron al enojo. No sabíamos qué hacer, metidos en el aburrimiento comenzamos a besarnos. En secantes minutos nos encontrábamos uno en el otro, sintiendo hasta los pulmones. Sin mucho por esperar, más allá de unos besos brotó de un sin fin de materia, un grito, las llaves al compás y al ritmo de los pasos, y el eco de tu risa maldita, unidos. Me hallé recostada sobre un sillón de concreto, blanco, frío, duro... pero viviente, el sillón se quejó de nuestra reyerta.

Tus manos juguetonas entre mi cuello tratando de ahorcarme. Mi vientre luchador, y causante de tus suspiros bajo ese cielo estrellado y titilante, enrojecido estaba. Llegaron los murmullos que con alboroto distrajeron nuestra unión, soltamos los cuellos y dejamos de tocar.
Desde un espacio, y con mis manos flotantes logré introducirme en el bolso para buscar un labial, un labial pintor de labios pecaminosos y prácticos con los que acostumbraba besarte. Al encontrarlo pinté mi boca, color rojo, un rojo sangre, como el mismo que escurrió de la tuya, y con mi otra mano, sin mirarte a los ojos, retiré el puñal que se hallaba clavado a tu cuello.

Desesperada y reflejada estuve sobre el agua... parada y tratando de encontrar un lugar hacia donde huir y, donde ese recuerdo de horror no me encontrara
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