miércoles, agosto 17, 2005

a cien años de nada

Qué amargas son las noches
en mi cuarto.
Cuanto silencio se me adentra
y me alebresta.

Cuan melodiosa era su voz
como su canto.

Y de sus manos, sus cayos
y sus pulgares.

Yo de él quedé enamorada,
Él de mí quedó muy lejos.

Sin su ser a mi alcance
y sin estar acostumbrada
a soportar tanto relevo
y tanta distancia.

Qué solitarias mis palabras
retiemblan tanto en mi lengua.

Cómo se arrugan mis manos
y mis sienes, sin sus chistes.

Hace cuánto que no río.
Hace cuánto que no juro.
Hace cuanto que te amo.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Saludos chiquilla, y a antes de que se olvide, gracias por tu comentario. ¿Qué más te puedo decir? Por el momento nada. Pero sigue, sigue ahí.

1:49 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Parece que se te fue alguien que querías o ya no lo ves tan seguido :( A seguir adelante! velo de esta manera: gracias a esas anécdotas se pueden escribir cosas bellas, dotadas de un dulce dolor y sentimiento. Nos vemos poesía cinética!

10:02 p.m.  
Blogger poesía cinética said...

Gracias nenes. Jorge: se fue, se fue muy lejos y me dejó "sola, sola en el olvido... :P. Anonymous quién sos?

11:49 p.m.  
Blogger Diana Alvarez Durand said...

Ah! ¡Pero qué linda es esta niña!
Seguramente, estuvo, está y estará enamorada.

5:03 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home