jueves, agosto 04, 2005

No soy sino culpa

Matrona de las penas:
Cúrame la sangre que este amor
me ha envenenado,
trae contigo muchas yerbas; purifícame.

Matrona del encanto:
Devuelve a mi boca si de poder puedas
Su calor y sus adornos
Las frescas lilas del lago.

Quita el olor a sanguaza
Que me penetra
Cuando me acerco a un vivo.

Ponme cianea en las rodillas,
Inmortalízame;
Y exigua el dolor de mi alma
Que berrea en mis vértebras intactas.