domingo, julio 31, 2005

Secuestro

sábado, julio 30, 2005

Cavilaciones

¿Y
si
nos
come
los
ojos
un
cuervo?

No veremos más miseria que su pico en ese instante.
Por castigo;
caerán al tiempo sus plumas negras con chispas verdes
y taparán las canas de mi nana,
de mi nana muerta, que duerme en su cama de seda, y
anida en su dedo postizo un anillo de bodas todavía con crema.

¿Y
Si
Me
Pongo
la
ropa
de
un muerto?

No sentiré más vergüenza de andar desnuda.
Por efecto;
Su cuerpo en plasma se irá con el viento
y llegará a la arena de una playa,
el sol lo hará piedra,
el viento le dará danza
y mis pies lo volverán a pisar.

Y así entre pasos, volverá el muerto a su ropa.

no tengo tecladooooo...


NO tengo teclado.... uso el de acceso por pantalla, no puedo escribir mucho, es decir; puedo pero me canso.

miércoles, julio 27, 2005

Ardentía muerta


Toman las calaveras té de tierra,

se pintan los huesos con polen de color,

y algunas se adornan la frente con margaritas

mientras otras duermen enredadas

en sábanas garapiñadas

y meciéndose en las hamacas.

Me han dicho

que ya no veré al oleaje ni a la ardentía

taciturna, pues

la maja muerte al mar ha echado piedras y botellas

y lo ha enterrado todo.

No hay agua ni ruido,

ni peces, ni medusas,

ni náufragos, ni colas de sirenas

asomándose a la lejanía

sólo sus quejas y sus risas

sin figura, y sin eco.

Ríen a muerte las huesudas

mientras chocan sus dedos con las copas

y aplauden a la brisa que las humecta.

Me tienen atada,

Sacaron me de mi sueño

para ponerme en esta silla de palma

Mi boca está seca

Y sobre mi cabeza

cargada de resentimientos

dormita una gaviota.

martes, julio 26, 2005

El arrullo de las hadas


MORIR

Uno nace para morir
Para morir viviendo
En una soledad continua
En una soledad pasada.

Para vivir muriendo
En esta vida de angustias.



De Gloria Mungarro Robles
13 años/ 18 de septiembre de 1988.

Mis zapatillas callejeras de tela de arlequ�n. Posted by Picasa

Fernanda

Los alientos le dejaron huella sobre sus pómulos, los jadeos: un paño rosa y sofocante embarrado en sus mejillas, mismo que por adentro de su boca se abrió paso por toda su garganta y la hizo creer que; miles de mariposas blancas le volaban en su vientre lampiño y llano.

Quedaron también sus dedos entrelazados, sudados por sensaciones y un poco toscos al movimiento, su cuerpo sin fuerzas y su mirada perdida apuntando hacia el techo del cuarto. En su corazón dormían los palpitares. Respiraba quedito y apenas y se sentía que sus tripas se movían.

La orilla de su boca quedó devastada y su nariz respingada no recibía más olor que el que lentamente arrastraban las corrientes de aire infiltrados por sus lacios cabellos, sangre, sangre que le escurría de su oído izquierdo.

Su escote tremendamente ofrecido al tiempo estaba falto de dos botones que, salvajemente le habían arrancado frente al espejo antes de acostarse a morir en su sofá, sus rodillas seguían imantadas, juntas, como si ofrendaran una aspirina al cielo y cuidaran de no lanzarla al suelo. Sus zapatos distantes como ciudad con playa y desconocidos temían de su temple, y frente a ella quedó su única compañera de vida y muerte: su sombra, que miedosa de un encuentro más, intentaba escapársele para siempre.

domingo, julio 24, 2005


Claudia Fabiola Posted by Picasa

viernes, julio 22, 2005

Estruendo

Llueve, y a través
de la ventana
se ven escurrir las gotas
que escalan las arañas.

Compañeras de la
noche, van con sus patonas
dejando huellas
de polvo, tejiendo en silencio.

Sus trajes lívidos donde
meriendan sus presas,
son de anís y de extracto de infierno.

Traen puestos sombreros de terciopelo,
donde el fulgor se esconde
y al retirarlo la calvicie
Asoman.

Afuera donde aúllan los coyotes
Tengo un baño de cartón,
con un orificio que muestra el
cerro y la intemperie

por donde la luz de la luna penetra, y
de donde cuelga y el fino hilo
de la cola de la araña, que teje
su nido, a la mitad de la noche

Cuando la lluvia no cesa
y el cerro no se esconde.

Los niños de la cuadra

Los niños negros sueñan
con tener unos carritos
y comer otro alimento,
además de las vacas muertas
y la cosecha de párpados.

Esos niños negros
no conocen las estrellas,
porque no les gusta imaginar,

Piensan que la vida es granada
podrida y la avientan al mar,
ciegan su mirada acortando su edad,

Se preñan las niñas,
Y al tiempo expulsan con placenta
a las bocas
que gritaran blasfemias y que
morderán orejas
cuando sus madres duerman.

Los niños blancos juegan
a enterrar sus rodillas en el lodo
y con los fierros del yunke
hacen metralletas.

A los niños blancos les gustan
las niñas negras, que adornan
sus sonrisas con tajadas de sandía,
y sus cuellos con alhajas doradas.

A las niñas negras, no les gustan
los niños, porque dicen que siempre
están jugando a que van a la guerra.
Les gustan los grandes.

Los niños negros no se mezclan con
los blancos, porque dicen que sus
ojos azules, absorben el agua de sus cuerpos.

Los niños blancos no se juntan con los negros,
porque dicen que ellos celan a las niñas,
y que con su piel obscura manchan su fino
cuero, dejándoles lunares asimétricos
.

jueves, julio 21, 2005


Doctora coraz�n !Haga su cita!... (antes de que la noche caiga...) Posted by Picasa

miércoles, julio 20, 2005


Fantasmag�rica...  Posted by Picasa

a la orilla de la copa rota, sale sangre de la boca... Posted by Picasa

Explorando. Posted by Picasa

nellia Posted by Picasa

Hablo de Camila



Camila usa converse y pesca humanos,
pesa gramos, y su cuerpo no arroja olores
ni presencia, juega con los espejos
a encontrar su reflejo.

Tiene unas pupilas grandes y negras,
donde se puede ver un profundo mar,
que en marea se funde con la arena
y se pierde en su orquestado oleaje.

Tiene sus cabellos negros y muy largos:
pesan más que sus dos piernas
por eso agacha tanto su cabeza.

Su cara es parda, su nariz afilada,
sus manos son huesudas y muy amplias,
y sus dedos como arañas patonas,
en lo largo y en lo ágiles.

Trae en el pecho un talismán
con forma de un ojo egipcio,
y en su boca tiene unas puntadas
que el doctor no le ha querido quitar.

Camila no habla, ni baila,
ni ríe, ni sufre, ni goza,
Camila pesca humanos desde
la luna, que es tan grande y de queso.

De su cuello pende un morral
donde guarda sus dientes de leche,
y demás asteroides que cacha
antes de que caigan a la tierra.

Camila cena peces crudos
Con azúcar y un trago ron.

En temporadas, cuando se siente muy sola
se le puede ver arrancando trozos de luna
para hacer antifaces y colocarse facetas
que con esa cara rígida no puede actuar.

Camila escribe poemas en sus piernas.
Asoma su cabeza debajo de su falda,
mete su mano, y siente una serpiente,
la toma, la saca, la clava en el anzuelo,
y la avienta de carnada sobre un manzano.

Diana calla

¿No me vas a decir?,
-qué tortura,
una noche más
sin saber de mí-.

Quizá



Virgen, quizá, hasta que mi novio se enliste en el ejército.


Sola, quizá, si la vida no nos junta.


Mujer, quizá, si Dios me lo pregunta.

Hacer el amor


Como bien te dije,
Hacer el amor es un acto suicida
Donde los olores se mezclan
Y si no hay amor
No se soportan.

Hacer el amor no es solo
Tocarse un rato,
es realmente para locos.


Es babear al otro
y susurrarle cosas bellas,
es tenerle respeto al cuerpo
y al momento.

Hacer el amor, es cosa seria;
es regalarle una flor a quien no las huele,
Es pintar claveles con las manos.

Y retornar a la infancia
cuando se deseaba hacer eso
que se hace, “morir en los
brazos de alguien
Impregnado de amor”.

A cinco de tu ausencia



A leguas del mundo
se encuentra flotando un alma,
en la tierra se siembra un árbol
para darle vida a unos cuantos,
que respiren,
que aprecien el olor del mundo,
que se sienta que en cada aliento
pasean las bacterias
que a cada cual nos distinguen,
querer por siempre estar viviendo,
plantando un árbol,
buscando un alma en el cielo.

Tildilla de pata flaca

Me he convertido en un ave que adora
el volar en aires vertiginosos
sobre el bosque o el pasto del campo,
un ave sin alas,
un ave tremenda
que indaga en los terrenos de la espera,
un ave que cae al agua
y nunca cierra sus ojos,
un ave que nunca canta
porque cantar le trae dolor al pecho,
-porque cantar le trae su aroma-,
convertida en un ave, se me olvida
la almohada y vuelo a la boca del volcán.

viernes, julio 15, 2005

Testimonio de los litigios con la mente.

Yo si lo amo. Él si me quiere, pero... no sé.
Después de todo en la tripa sólo queda caca.

miércoles, julio 13, 2005

En el huerto

Como una tenebrosa boca
Se posa ante un fruto seco de huerto,
Como una negra mano toca
Un cuerpo muerto,
Como un paisaje alterado
Marca un horizonte en incendio,
Como una cara triste
Refleja otras y de lado,
Como un pastel sin velas y de cumpleaños,
Como un nado con serpientes y ponzoñas
En una piscina con lama verde,
Como mis zapatos invadidos
De arañas y anzuelos,
Como mis naranjas con chile
Y hormigas,
Así como yo
Recuerdo un domingo
En el huerto de San Pedro.

Perdidos

Caminos hacia el fin
Nos llevan,
Cuerpos siguen el movimiento
Y a mis manos
Aferro un libro,
Y a mis uñas regalo
Un pedazo y rasgo,
Se acomoda mi cara ante un espejo
Y reposa mi cuerpo en el asiento.

Nos lleva mi padre
Nos cuida, nos jura
Que no moriremos
Mientras canta
Y grita en voz
Quebrada
Que viviremos
Más años de los
Que se piensa,
Se asoman los almendros
Y los naranjos hinchados
Que cuelgan de los árboles
Inmensos,
Fortachones luchadores ante
Lluvias y temblores,
Mueven a su ritmo sus hojotas,
Asomo mi cabeza por la ventana
Y el rocío óleo de las nueces
Me cubre la cara
Me cae entre las piernas
Una antena
De larva.

Mal viaje


Raudo viaje
Que exilia
Al límite
Del peldaño,
Te lanza
El cuerpo
A un abismo
Donde llueven
ruidosas
partituras,
cuerpos descompuestos,
tornillos,
puertas,
y caminos sin retorno.
Caen los puños de tierra
sobre tus hombros.
Se acaba el infinito.

-El viaje termina al poner los pies sobre la tierra-

A Carola -que extrañaré siempre.-

Arroja los humos de coraje
Que se engendren en tu osadía
Cuando el huraño transeúnte
No te tienda su mano.

Frívola y coqueta:
Como las flores del invierno
Dale las gracias.

No recorras cansada la calle.

Cuélgate en el pecho un cartel
Con un inmenso corazón,
Para saber que tú si tienes,
Y para que lo regales
Cada vez que te carcoma la nostalgia.

Devaneo con Soledad

Que me importa qué mes
Cuándo, sí o nó, o por qué,
Me importa con quién y lo qué.

El amor hecho en banca
Con ayunos y patadas,
Con un hombre y una mujer.

El amor bien hecho y bien amarrado.

Con sombra y con sabor, con olor
Y con humor.

Con los brazos en la espalda
Y sin las manos como siempre.

El amor, bien. Hecho cada vez
Que el sol se despide de la tarde
Y llega la triste de la noche.


El amor, ¿Qué más me da
que no me hayan dado?

(Unas estrellas navegantes
que nadan a lo eterno con
los fugaces meteoros,
que acompañan a la noche
para partirse una vez más
en mil, y una soledad).

Amar con soledad
Mudar a amante.

Ermitaña en soledad

habita un demonio entre mis ánimos, que pincha con su cola mis ojos y hace que duerma cada tarde.

No amámos mi vida

Y digo
Voy a bajar
Y tu boca se pone
color de la furia.

Y pienso
¿Me tiro por una ventana
que de al periférico
donde todos confundan
mi cuerpo estrellado
con un saco de huesos
y pierda mi cara
la fugaz insistencia
de la muerte?

Y en cuanto más pienso
Más se acerca tu mano
A mi espalda, para aventarme.

lunes, julio 04, 2005

Estoy rogándole a la vida que no me desgracie cada caminar, que me lleve y me traiga vivita y sana, y que si hay la oportunidad de morir, me mate entera y no me deje liciada. Sigo sin internet, no me apena para nada, hoy no los quiero, mañana es posible que sí.